“Si estás cansado, sin fuerzas, no tires la toalla. No te rindas. La ayuda está aquí. Tal vez no llegue de la manera que pediste ni tan rápido como quisieras, pero llegará. Da por sentado que algo bueno pasará. El cerrojo de la puerta al mañana está abierto desde dentro. Dale la vuelta al picaporte y sal. Pon un pie delante del otro y ¡adelante!. Empieza la marcha fijando tu brújula en la estrella polar de la promesa De Dios en Cristo” (M. Lucado)
Hacer las cosas por un temor reverente al Señor, como resultado de un agradecimiento a quien es y al tremendo amor que supone haber dado su vida por nosotros, o bien actuar motivados por el miedo, la culpa o la vergüenza. Ese es el tema que trata el capítulo 4 del libro “Vivir en libertad” escrito por Eleonore van Haaften. En él, la autora desarrolla varios puntos interesantes que pueden ayudar a identificar y tratar la/s causas de estar atrapados en una relación insana con Dios.
Destaco de este capítulo varios aspectos con algunas reflexiones añadidas, fruto de las experiencias vividas por otras personas que me comparten sus luchas:
¿Es la Biblia un conjunto de documentos poco fidedignos? Esta aseveración ha sido el tema de cientos de libros y artículos y, por supuesto, no se puede dar una respuesta completa aquí. Sin embargo, expondremos unos cuantos puntos que deben ser tomados en consideración.
En primer lugar, los eruditos contemporáneos han datado las Escrituras del Nuevo Testamento entre 50 y 100 años d. C.. Tan sólo de 20 a 70 años después de que se produjeran los acontecimientos que en ellas se relatan. Esto significa que es muy posible que el Nuevo Testamento fuera escrito por los testigos oculares de los sucesos registrados o por personas muy allegadas a ellos , conservando así un grado aceptable de exactitud.