¿Qué clase de persona tendría un amor tan fuerte que podría amar a sus enemigos? ¿Qué clase de amor lograría conciliar la justicia y el perdón?
Imagina un amor perfecto.
Un amor paciente cuando eres impertinente.
Un amor que perdona siempre, pero sincero con tus defectos; e incluso cuando los conoce, está ahí.
Imagina un amor que echa fuera el temor, en el que no caben las dudas.
Un amor que conoce tus agobios, tus miedos, tus fracasos, y aun así: no se mueve de tu lado.
Imagina un amor desinteresado, que busca tu bien y que no es egoísta.
Alguien que te dice la verdad queriendo lo mejor para ti, sin imponer su voluntad, mostrándote el mejor camino, por tu bien.
No es alguien que en nombre de la verdad te destruye, sino que te muestra en un espejo cuál es tu error y se ofrece para remediarlo y darte la solución.
No falta a la justicia, su grande amor, porque ¿quién podría confiar en alguien que en nombre del amor abraza la injusticia? ¿quién podría confiar en alguien que tiene manga ancha en perdonar, sin que alguien pague el precio de la deuda, o la condena del mal?
Imagina un amor inagotable, capaz de amar cuando es correspondido, capaz también de amar y pagar bien por mal incluso a su enemigo.
Me gustaría contarte de este amor perfecto, inagotable, un amor en 3D. El apóstol Pablo, en su carta a los efesios, les dice que ora a Dios para que ellos puedan comprender cual es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Dios, que excede a todo conocimiento. Piensa por un momento, ¡qué pasada de amor! ¿verdad?
Desde el principio, Dios nos creó a su imagen, con la capacidad de amar. Sin embargo, la vanidad nos llevó a dudar de ese amor de Dios y de que Él quería lo mejor para nosotros (Génesis 3). Nos apartamos de Él. Él dueño de todo, nos dio la libertad de poder elegir. No obstante, el sigue mostrando su amor en cada detalle.
En su gran amor, Dios es justo, por ello no dará por inocente al culpable, pero ¿quién es inocente a los ojos de un Dios Santo y Perfecto? Nadie. Es por ello que el mismo Dios tomó la decisión de dar una solución. Una solución llena de amor, pero justa. Una solución que nos dará vida eterna, si decidimos aceptarla.
Alguien tenía que pagar la justicia. Un inocente por un culpable; pero ¿quién estaría dispuesto? El mismo Hijo de Dios: Jesús. La única manera de que nosotros viviéramos era su muerte. La única forma de cambiar nuestra condición de culpables es que otro asuma la culpa y las consecuencias de nuestra maldad. Jesús estuvo dispuesto a cumplir con la ley para poder declararnos inocentes.
¿Cómo responderás al que es AMOR? ¿Aceptarás ese amor tridimensional que te cambiará la vida?
Él ya te ama de esa forma tan fascinante. La cuestión es ¿dejarás que el forme parte de tu vida para disfrutar de ese amor?