El ser humano tiende a hacerse dioses a su medida. O bien los inventa o, algo muy frecuente, selecciona lo que le gusta del Dios verdadero, rechaza lo que menos le agrada y lo recompone haciéndolo su imagen. Es decir, que el dios sigue siendo el propio hombre.
Hay otro camino. El de creer en el confiable texto de la propia Palabra de Dios. La Biblia. En ella, Dios se llama a sí mismo amor (). Cierto. Impresionantes son las lecciones que se sacan del hecho que hay un Dios personal que me ama y a quien no soy ajeno. Pero Dios es también justo (). No vale cualquier cosa ante Él. Es santo (). Nuestro rechazo de su persona y de sus propuestas, nuestra orgullosa autoafirmación descartando a Dios de nuestras vidas, siguiendo nuestra propios planes ajenos a su voluntad, constituyen lo que también en la Biblia se conoce como «pecado», enfermedad de la que estamos todos infectados ().
Sin embargo, ese Dios que es amor, ha preparado el remedio para que pueda tener lugar el más trascendente de los eventos en la vida humana: la reconciliación del ser humano con Él. Nos dice la Biblia que por eso murió Cristo. Sin haber ofendido nunca a Dios, sin haber fracasado en nada, Jesús ocupó nuestro lugar en aquella cruz, cargando sobre sí mismo el pecado de todos, de modo que la justicia y la paz se encuentran y es posible la reconciliación con Dios cuando creemos de corazón que eso es verdad y que tiene que ver conmigo y contigo a nivel personal. Quien crea en Jesús, se ve reconciliado con Dios. La deuda está pagada para quien se lo quiera creer, para quien quiera correr a los brazos de un Padre amante, que desea que el hombre se reconcilie con él.
Por eso, seguimos insistiendo y gritando a los cuatro vientos: ¡Reconciliaos con Dios! ()
pet meds without vet prescription canada is canadian pharmacy legit canada pharmacy online legit canadiandrugs.tech
https://edpills.tech/# ed medications online edpills.tech
https://mexicanpharmacy.company/# medicine in mexico pharmacies mexicanpharmacy.company