La vista es uno de nuestros cinco sentidos. Cuando miramos captamos una cantidad de información impresionante. Desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos vamos a dormir. Cuando miramos podemos tener noción del color, la distancia, la forma, el tamaño, la posición, los movimientos.
En los tiempos en que vivimos hay muchos focos dónde podemos mirar, e incluso distraer la mirada.
En el telediario, con todas las noticias trágicas, la incidencia del coronavirus, la subida de impuestos, las decisiones políticas, las desgracias que nos rodean; todo ello nos hace llenarnos de frustración y ansiedad.
Podemos mirar en las redes sociales, que nos hacen ver la vida desde el filtro que cada uno quiera poner; donde las personas plasman lo mejor de si mismas, sus grandes habilidades, y todo ello nos hace acabar “postureando” también nosotros. En muchas ocasiones desviando nuestras miradas de lo que es real.
Los cotilleos o programas del corazón que se lucran de la vida privada de otros, de sacar los trapos sucios de los demás y hacen que fijemos nuestra mirada en la vida de otros y sus decisiones, pero que no influye en nada en nuestras vidas, solo nos hacen poner nuestros ojos donde no corresponde.
Dentro de todos estos lugares donde fijamos nuestra atención, debemos de ser conscientes de que la vista va unida a la interpretación de lo que vemos y eso nos produce unos sentimientos, que nos lleva a unas determinadas acciones. Por ejemplo, cuando vemos a alguien llorar, sin que esa persona nos diga nada podemos saber que está triste, y eso nos lleva a acercarnos a esa persona e incluso poder consolarla. Cuando vemos un amanecer bonito, nos paramos a observar…
Por eso cuando tenemos problemas, podemos fijarnos solo en ello y hundirnos. Por otro lado, distraernos y no pensar. O, podemos afrontarlo con la ayuda correcta,
Te animo a reflexionar, ¿de dónde puede venir tu ayuda?
Te puedo asegurar de que Dios nunca falla y que en mi vida personal he experimentado, igual que David, lo he experimentado, pudiendo hacer mías las palabras que él plasmó en el Salmo 121:
“Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra”
Ante los problemas que surgen en la vida ¿en dónde fijarás tu mirada?
