Reflexiones al borde del camino

CUANDO EL CIELO TE SOBRECOGE

Por 04/06/2021diciembre 23rd, 2023Sin comentarios

¿Alguna vez algo te ha parecido tan hermoso y fascinante que no podías dejar de admirarlo?

¿Un cuadro, un paisaje, un bebé, un animal…?

Hace unos días viajé en avión y tuve la suerte de sentarme al lado de la ventana. No podía dejar de mirar la grandeza, la hermosura… Ver las ciudades en miniatura, la inmensidad del océano, volar entre las nubes, las altas montañas que ahora parecería que no imponen demasiado, los barcos minúsculos surcando las olas…

Pude disfrutar de cada matiz de azul del cielo, del mar ¿cuántos habrá? ¿Miles?

Vi el amanecer entre las nubes…

Los sentimientos de grandeza e inmensidad de la creación, mi pequeñez observando todo ello, me hizo recordar una expresión que David plasmo muy bien en Salmos 8 vs. 3 y 4:

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?”

Y así me sentía yo, pensando en la grandeza de la creación, sintiéndome insignificantemente pequeña entre toda esta maravilla.

Sin embargo, a mi lado viajaba mi marido. El acababa de viajar esa misma semana en avión y aunque por un rato miró el paisaje conmigo, la repetición le había hecho perder la ilusión.

Esta experiencia me hizo pensaren dos cosas que me llenaron el corazón y me hicieron reflexionar en grandes verdades que debería tener más presentes en mi vida.

La primera es que el Creador de cielo y tierra, el que sustenta todo a nuestro alrededor en su misericordia tiene memoria de nosotros. Me asombra que el Creador el universo, de aquel que conocemos y del que no, quiera tener una relación conmigo, se interese por mí. Él trazó un plan de salvación para que pueda ser limpio de todo mal y estar para siempre a su lado; pero este plan conllevó la entrega de su propio Hijo para poder darnos salvación, vida eterna, perdón, esperanza…

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

Él estuvo dispuesto a despojarse de toda su gloria y visitarnos:
“sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”

Mi corazón alaba a Dios por tanta grandeza, misericordia…

Sin embargo, pensaba en lo triste que es que por disfrutar cada día de cosas tan increíbles nos parezca normal, cotidiano…

Nos parezca normal saber que Jesús murió por nosotros, que resucitó y quiere darnos salvación.

Si ya has decidido aceptar ese regalo: ¡No te acostumbres y dejes vivirlo y disfrutarlo! Párate a observar los matices de una salvación tan grande. Conoce mejor al Dios infinito que te ha amado con amor eterno.

Pero si aún no has recibido el REGALO que el Dios del universo te hace: La Salvación a través de Jesús, te invito a que te pares hoy y no dejes pasar el tiempo. ¡Comienza a disfrutar el mayor regalo que alguien te pudiera dar! Es el regalo más costoso, pues costó la misma vida de Jesús, pero se te ofrece totalmente GRATIS.