Agárrate con fuerza, mantente firme, permanece.
En estos días duros que se alargan en el tiempo; donde parece que la oscuridad se ve más que la luz, donde la soledad permanece sobre la compañía, que el dolor reina en vez de la paz, donde la muerte vence a la vida en muchas ocasiones… ¿a qué nos aferramos para no tirar la toalla? ¿qué nos lleva a tener esperanza en medio de todo este dolor? ¿cómo aferrarnos a algo que se nos escapa entre los dedos?
Cuando pienso en aferrarme vienen a mi mente varias imágenes. Los brazos de alguien que te quiere y en los días duros su abrazo te hace sentir seguro. La mano de un padre cuando tienes miedo. Una roca firme en medio del mar…
Sin embargo, me doy cuenta de que en nuestro día a día muchas veces nos aferramos a verdades a medias, como por ejemplo las frases de: “todo saldrá bien”, “no te preocupes” … ambas son frases hechas que decimos con facilidad, pero que no son reales. No siempre sale bien, porque sabemos que el peor escenario puede ser posible y por supuesto, nos preocupa… Otras veces intentamos aferramos a nuestras propias fuerzas… sin embargo estas se agotan, y muchas circunstancias nos vienen grandes…
En estas últimas semanas, en los que como familia hemos pasado por momentos difíciles con mi madre en la UCI con coronavirus, he recordado que en medio del dolor hay algo inamovible, algo real, alguien en quien puedo confiar, a quien aferrarme, que dijo promesas que cumple, porque lo ha demostrado, y que están llenas de esperanza real.
Dios: Él sabe lo que estamos pasando, nos conoce y nos ama.
Dios: nunca prometió que todo saldría bien, pero si estar con nosotros en cada dificultad y que nada ni nadie nos podría separar de su amor (Mateo 28:20/ Romanos 8:38-39)
Dios: busco la solución para llenarnos de esperanza y vida a pesar de la muerte y el dolor: Jesús, su único Hijo, su amado hijo, sufrió para darnos acceso a Dios, para darnos vida eterna, esperanza y propósito (Romanos 5:8/ Juan 14:6/Juan 3:16).
Sus promesas son fieles y verdaderas.
Te animo a que le conozcas, le busques de corazón y cuando te acerques, te darás cuenta de que puedes confiar en Él; e incluso cuando parece que tus fuerzas se debilitan y dejas de aferrarte, el te estará sosteniendo.
¿Te aferrarás a Aquel que nunca falla?